CONSECUENCIAS PSICOLÓGICAS DE VIVIR CON DOLOR
Experimentar un dolor continuado de cualquier tipo genera en las personas un impacto negativo en sus actividades diarias e impide disfrutar la vida de forma plena y satisfactoria.
Identificar las consecuencias es un paso para la recuperación.
El dolor es una sensación física desagradable, relacionada con un daño en los tejidos del cuerpo y que limita la capacidad o habilidad de las personas para realizar sus actividades cotidianas.
Puede ser agudo (de corta duración) o crónico (a largo plazo, en general más de seis meses).
Tipos de dolor
Existen diferentes formas de clasificarlo. En ocasiones se solapan y regularmente están interrelacionadas.
La siguiente clasificación es una de las más conocidas:
– Nociceptivo: causado por un padecimiento en el cuerpo y sirve como señal protectora.
Algunos ejemplos son: dolores articulares, lumbalgias, lesiones deportivas.
– Inflamatorio: ocasionado por daños en los tejidos blandos del aparato muscular y esquelético.
Suele ser local y percibirse como leve o intenso. Se presenta con más frecuencia en cadera, hombros, manos o zona lumbar.
– Neuropático: relacionado con lesiones nerviosas. Se puede describir como sensaciones de hormigueo o punzadas.
En ocasiones no se detecta la causa precisa.
Lo más significativo es que puede alterar el estilo de vida de las personas y afectar a sus actividades familiares, de trabajo y su independencia.
Dolor crónico
Cuando se tiene un padecimiento agudo es posible saber que se tiene una lesión o un problema que, al atenderse, se soluciona de manera rápida.
Cuando el dolor es crónico, la situación cambia. Puede durar meses, incluso años.
El origen puede ser una infección o lesión o tener una causa continua.
En algunas ocasiones no se muestra una causa aparente, la persona sufre dolores osteoarticulares, dolores de cabeza, lumbalgias, dolores neuropáticos o dolores oncológicos.
Muchos adultos mayores sufren padecimientos crónicos. Estos se presentan con mayor frecuencia en las mujeres que en hombres y, en general, traen consecuencias psicológicas.
Consecuencias
Las personas con dolor crónico a menudo desarrollan padecimientos psicológicos y problemas interpersonales, económicos y en su calidad de vida.
Problemas psicológicos
Aparecen de manera gradual y hacen que la persona deje de realizar sus actividades habituales y se aísle socialmente.
– A menudo, las personas se sienten cansadas o sufren insomnio.
– Se pierde el apetito o gusto por la comida y se baja de peso.
– Disminuye el deseo sexual, hay apatía e incluso se puede perder la capacidad de sentir placer y disfrutar de las cosas.
– Se presenta ansiedad, trastornos depresivos, decepción y sentimientos de desesperación.
– Disminuye la autoestima.
– En casos muy prolongados, se genera irritabilidad, tristeza, cambios de humor.
– Se afianza la percepción de inutilidad y/o culpabilidad.
– Aparece desmotivación y muchos planes futuros se derrumban o quedan inconclusos.
– Se desarrollan pensamientos intrusivos, que hacen creer a la persona que está bajo el dominio del propio dolor y la incapacita a realizar trabajos o disfrutar actividades.
– En casos graves se presentan pensamientos de muerte y suicidio.
Además del daño físico y sufrimiento, las personas con dolor crónico ven afectada su vida interpersonal, al no alcanzar las expectativas de sus seres queridos.
Su calidad de vida empeora considerablemente con la falta de actividad física, de independencia y en la carencia de entretenimientos.
Los problemas económicos se vuelven graves con la posible baja laboral, el coste médico o la incapacidad.
Aspectos que se ven afectados
Las afectaciones crónicas producen grandes reacciones psicológicas y emocionales, que pueden aumentar el sufrimiento en diversos aspectos del paciente:
– Fisiológico: afectan a la funcionalidad de sistemas y aparatos.
– Mental: propician pensamientos negativos y círculos viciosos.
– Emocional: afectan directamente la autoestima e imagen de la persona que sufre.
– De conducta: modifican patrones de actividad y alteran las tareas habituales.
– Social: generado por el aislamiento voluntario que se infringe la persona.
En muchas ocasiones, la propia concepción de la vida se modifica y se instaura una nueva en la que el dolor forma parte integral y diaria del mundo personal del enfermo.
Prevención y tratamiento del dolor
La mayoría de los casos de prevención se enfocan en dolores inflamatorios, con medidas en la higiene de la postura, en alimentación equilibrada y saludable, en análisis de sangre para identificar los niveles de vitaminas, hormonas y químicos, densitometrías óseas o exámenes de columna.
Las pruebas requeridas se encuentran en el “Chequeo del dolor” que los profesionales de la salud usan con sus pacientes.
Por otro lado, los tratamientos psicológicos han mostrado buenos resultados para mejorar el padecimiento crónico que sufren muchos pacientes:
– Relajación. Considerando que las personas que sufren dolor crónico sienten una fuerte tensión y ansiedad, las técnicas de relajación disminuyen la actividad adrenérgica y generan sentimientos de paz y aceptación.
Las técnicas más utilizadas son: masaje, técnica de liberación emocional, relajación muscular progresiva, taichí, técnicas de respiración, yoga ofisioterapia neuroestructural.
– Biorretroalimentación. También conocido como biofeedback, se utiliza para restablecer la auto-regulación del cuerpo.
– Terapia de compromiso y aceptación. Consiste en aceptar el sufrimiento y establecer una estrategia que evite su confrontación, además de comprometerse con objetivos básicos para el crecimiento y mejora.
– Hipnosis. Para trabajar sobre los pensamientos, emociones y conductas de las personas aquejadas, esta técnica promueve su cambio como un factor clave.
– Mindfulness. Esta terapia se basa, fundamentalmente, en que la persona se centre en el presente sin juzgar, predisponerse ni interpretar, sino en aceptar la realidad como es. Algunos estudios informan que los pacientes sometidos a este tratamiento tienen una mayor calidad de vida y viven con menos emociones negativas.
– Escritura emocional. Se cree que, al escribir las situaciones y vivencias, estas se organizan para dar sentido a las experiencias futuras y facilitan las relaciones sociales.
– Fisioterapia. Los tratamientos que puede ofrecer la fisioterpaia estan enfocados a acudir a la raíz del problema, actuando de forma eficaz y holística, para eliminar o mitigar el dolor.
Existen multitud de tratamientos y técnicas manuales, así cómo aparatología médica, que ha demsotrado ser una herramienta clave en el tratamiento del dolor crónico.
– Trabajo con la atención. La atención es selectiva, limitada y controlable, lo que quiere decir que “escoge” que estímulos atiende, porque no pueden ser todos, y es posible “enfocar” sus prioridades.
Cuando se enfoca la atención al dolor, la experiencia dolorosa se intensifica y provoca más sufrimiento y malestar (efecto lupa) por lo que es importante “distraerla” con actividades de intenso interés.
Si se desea mejorar la calidad de vida y reducir el dolor crónico y sus efectos, existen profesionales que pueden integrar diferentes técnicas y terapias, hábitos saludables y fomento del autocuidado para lograr resultados sorprendentes y perdurables.
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